Wednesday, September 05, 2007


Protesto como la Reina de la Noche.
Me quejo por un hijo que nunca tendré.
Simplemente, me quejo.
No poseo la belleza de las arias,
De la voz aguda y femenina,
Ni siquiera tengo voz ni talento.
No sé que poseo, a parte de sueños,
A parte de soberbia,
A parte de amargura,
A parte de cadenas,
A parte de carencias,
A parte de vacío.
Soy un alemán exiliado,
Un judío poderoso,
Un banquero suizo,
Un chino a punto de ser ejecutado.
Soy un palestino lanzando una piedra,
Un católico convencido de la miseria de su Papa,
Una lesbiana saudita,
Un cómico sin gracia,
Un poeta que no rima,
Un Dios muerto,
Una diva del porno con cuarenta años…
Soy todo eso y más.
Soy todo eso y menos.
Soy esa nada segura tras el viento
Que se llevará mis cenizas,
Que curará mi soledad,
Que me atrae y me aterra.
Quizás me empeñe en ser,
Quizás sea mejor no ser ni estar.
Quizás sea mejor no permanecer.
Mi única vida está tras la muerte,
Como Vivaldi,
Como Jean Vigo,
Como el soldado que murió en la playa.
Ahora soy Papageno haciendo payasadas.
Soy un rey vividor,
Soy una alcohólica en Manhattan,
Soy una ramera yonqui,
Soy un huérfano afgano,
Soy un checheno o un ruso,
O sólo soy su kalashnikov.
No sé quien soy,
Ni siquiera sé quien me empeño en ser.
Soy Leporello con su voz de barítono,
Siempre a la sombra de don Juan,
Siempre a la sombra del tenor.
Me gustaría cantar,
Me gustaría salvar vidas,
Me gustaría escribir,
Me gustaría matar egoísmos,
Que no personas,
Poses,
Que no modelos,
Tiranías,
Con sus tiranos desterrados.
Me gustaría matar mediocridades
Y enviar a los mediocres,
A los que les encumbran
Y a los que les aplauden
A una isla frente a la de los tiranos.
Pobres islas sin puerto,
Como yo.
Sólo puedo hacer barcos de papel,
Sólo papiroflexia para huir.
Esperando un viento favorable,
Una mar en calma,
Poca lluvia
Y que la muerte no sea agónica.
El que huye de la isla de la vida
Espera todo eso y nada más.
No quiero ser mártir,
No quiero ser héroe,
No quiero ser un anuncio
Ni un icono.
No,
Sólo quiero ser yo mismo,
Amar y,
De vez en cuando,
Ser amado.
Ahora soy una adolescente kosovar,
Un barriobajero engominado
En busca de una niña bien,
Soy un monaguillo polaco,
Un camello de Saô Paulo,
Un violinista coreano perdido en Viena,
Soy una amante suicida de Picasso,
Soy Dora en el manicomio,
Soy Idomeneo reinando Creta.
Soy el escritor impublicado,
Soy el eterno amante de la belleza:
De la que hay en una ópera de Mozart,
De la que hay en un cuadro de Estes,
De la que hay en un violín,
De la que hay en un poema
(Quizás en éste),
De la que hay en ti,
Sobre todo de la que hay en ti,
Mujer a la que amo
Sin saber si soy correspondido.
Mujer a la que rezo
Sin fe alguna,
Sin esperanza,
Sólo con caridad.
Ahora soy una soprano de la Misa Grossa.
No,
No soy nadie,
Soy don nadie en persona,
Tan don nadie que mi nadie,
Ese nadie ignominioso,
Ese nadie,
Ése, es con minúscula.
Jamás seré una soprano,
Ni siquiera seré suplente en el coro.
Quiero ser tú,
Sólo eso.
Estar en ti,
En tu coreografiado movimiento diario,
En tu cabello,
En tu piel,
En tu mente.
Pero,
Como ya he dicho antes,
No tengo fe.
Tras la muerte seré barro
Y en esta vida no vivo,
¿Qué soy, pues?
Nada,
Ni siquiera nadie ni don nadie.
Sólo perduro en ti,
En tu belleza mozartiana,
En tu color estesiano,
En este poema
Que intenta ser yo
Pero que eres tú, siempre tú.
Y luego de ti el silencio.
Un minuto, un segundo,
Un agridulce instante
A tu lado.
Eso vale más que el mundo entero.
Ahora soy egoísta,
Soy un banquero,
Un empresario en su miseria
Pidiendo una moneda más
Y mi céntimo adicional es
Otra centésima a tu lado,
Otra milésima en mis retinas,
Otro momento incontable de tu voz.
Y mi egoísmo se transustancia en dádiva
Cuando te marchas,
Cuando mi mano deja de sentir la tuya.
De fondo,
En un rincón de mi mente,
Está la Lacrimosa,
Está ese coro profundo,
Doloroso
Pero esperanzador a un tiempo
Que concluye con un sonoro amén.
Y yo te amo un instante más,
Y dejo de ser la mujer maltratada,
El divorciado que no ve a sus hijos,
El funcionario asqueado y rabioso,
El adolescente institucionalizado,
El anciano encarcelado en un asilo,
Y soy yo,
Por un instante soy yo mismo
Y sufro el dolor de no tenerte.
Entono un Kyrie desesperado.
Soy María al pie de la cruz,
El dictador ante la muerte,
El inocente ajusticiado,
El terrorista a punto de explotar
Y te susurro,
Musito,
Grito con el silenciador más potente
Que te amo,
Te amo,
Te amo.
Las lágrimas se vierten en mi alma,
Mi mente se inunda de ti
Y dejo de ser yo mismo:
Soy Rick en un sucio aeródromo norteafricano,
Soy Bradley en una calle de Roma,
Soy Zhivago en un autobús de Moscú.
Luego viene el silencio,
La música no está,
La vida es otra cosa.
Y yo muero,
Siempre muero por ti.
Y tú no te das cuenta,
Y me siento vacío
Como un reportero de guerra,
Como un verdugo al final del día,
Como un futbolista con cabeza,
Como un explotador de occidente
En el maldito tercer mundo.
Soy un ingeniero norcoreano,
Un torturador chileno,
Un juez castrista.
Parece que sólo me gusta el dolor.
Y mientras más sufro más te amo.
Soy así de tonto,
Así de triste,
Así de mediocre.
Soy un votante pobre de derechas,
Un votante de la socialdemocracia,
Un votante.
Soy un reyezuelo en el exilio,
Soy un numerario del Opus,
Soy un humorista de televisión,
Soy ese efímero famoso
Del que nadie jamás se acuerda.
Y tú,
Tú,
Tú, mi amor,
Tú eres la Pietà Vaticana,
La Dama del Armiño,
Venus de Botticelli recién nacida,
Audrey en París,
El violín del cura pelirrojo,
Un pensamiento de Saramago,
Y, sobre todo,
Eres la Reina de la Noche,
Siempre serás la reina de la noche
Que nunca pasamos juntos.
Pero reina al fin y al cabo,
Reina.
Que es mucho en el corazón de un republicano,
Mucho en un corazón,
Mucho en cualquier corazón.
Mucho.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

El arte por el arte. La belleza de un poema sin título.
Un artista es creador de belleza. ¿Aspiras, Poeta, a crear belleza o sólo ocmpasión?
El objeto del Arte es revelarlo ocultando al artista. Quisiera creer, necesito creer, que eres un gran artista que te ocultas tras tus palabras, porque no quiero creer en tus palabras. Leyéndote, quiero creer, como los esteticistas, que el arte sólo sirve a la belleza; fuera de eso, el arte es absolutamente inútil. Quiero creerlo.
Pero no puedo evitar pensar lo contrario. Para el poeta el pensamiento y el lenguaje son los instrumentos de su arte; los sentimientos sólo el material. Tú has trabajado tus sentimientos con palabras y pensamientos que sólo tú, el artista, puede saber si son los adecuados. Tus palabras son hermosas, tus pensamientos lo abarcan todo. Tus sentimientos son apasionadamente suicidas.
Quiero creer que no te torturas escribiendo, sino que liberas tu energía negativa.
Me torturas cuando te leo.
Leo que quieres ser tú mismo y sé que lo eres. Siempre tú mismo, aún escondido.
Quieres amar, y amas, aunque sólo lo sepa yo).
Quieres ser amado y lo eres, aunque sólo lo sepas tú.
La mujer amada, tu Reina de la Noche, la que reina en tus noches, la qu ete inspiró este poema, ¿qué sabía de todo esto?

1:19 AM  

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