Wednesday, February 25, 2009

El ostrero loco


Una mañana de mayo,

Una mañana tranquila,

Entre la luz permitida,

Por buganvillas y adelfas,

A las calles de Candia

Llegó al puerto el ostrero,

Como todas la mañanas,

Como cada amanecer,

Para tomar su barca

Hasta Malia y su arrecife.

Allí el ostrero loco

Bajaba buceando

En busca de las más hermosas,

En busca de las bondades

Que arrancadas al coral

Le regalaba el Egeo

Cada mañana de mayo,

Cada mañana del año,

Cada mañana,

Cada amanecer,

Cada pedazo de día al arrancar,

Como arrancaba él

La vida,

Su vida,

En forma de ostras preciosas.

Pero aquel día de mayo,

Primavera en su esplendor,

La ostra más bella

Que en el mundo puedas ver

Se cruzó en su camino

Entre Malia y Sisi,

En el fondo del Egeo.

Le mostró durante un instante,

Tan fugaz como eterno,

La brillante perla que albergaba.

Luego se cerró,

Súbitamente,

Pero ya fue tarde

Porque el ostrero loco,

El ostrero,

Se enamoró,

Y trató de llevarse la ostra,

De abrirla,

De secuestrarla del arrecife,

Pero cuanto más hincaba su cuchillo

Más se aferraba al coral,

Y cuanto más lloraba,

Mitad de desesperación,

Mitad de amor,

Es decir,

Lloraba por lo mismo,

Más se asía ésta al Egeo.

De modo que el ostrero,

Loco y enamorado,

Decidió quedarse junto a su ostra,

Junto a su amor,

Junto al único ser que le había hecho feliz.

Dos minutos después

Pereció el ostrero ahogado,

Dos minutos de amor puro,

De ternura y de mimo.

Con su último aliento,

Postrero golpe de vida,

El ostrero acarició

La valva cruel

Que le negaba la perla,

Pero le concedía el amor,

Amor efímero,

Amor eterno.


Cuando el ostrero loco

Llegó a las Puertas del Cielo

Dios mismo le recibió

Sólo para preguntarle:

¿Por qué lo hiciste, chaval?

Y el ostrero,

Loco y feliz a un tiempo,

Sólo pudo contestar

Con los ojos plenos de lágrimas,

Nunca vi ni veré

Cosa más hermosa.

Dios entonces abrió

De par en par las Puertas

E hizo a mil ángeles cantar

En un coro sin igual, sin parangón,

Sin posiblidad de escuchar

Voces tan puras,

Notas tan perfectas

Ya que el coro repetía:

Bienaventurado tú,

Que encontraste el amor.

Bienaventurado seas

Inmaculado de corazón.


Pues tú eres para mí

La perla, la ostra y su valva

Y yo, simplemente,

Un ostrero loco,

Un ostrero enamorado.


¿Te gustó el cuento?

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Wonderful tale, really.
It brought me memories...

9:53 AM  
Anonymous Olivier said...

Quand on aime on ne compte pas

1:27 PM  

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