El ostrero loco
Una mañana de mayo,
Una mañana tranquila,
Entre la luz permitida,
Por buganvillas y adelfas,
A las calles de Candia
Llegó al puerto el ostrero,
Como todas la mañanas,
Como cada amanecer,
Para tomar su barca
Hasta Malia y su arrecife.
Allí el ostrero loco
Bajaba buceando
En busca de las más hermosas,
En busca de las bondades
Que arrancadas al coral
Le regalaba el Egeo
Cada mañana de mayo,
Cada mañana del año,
Cada mañana,
Cada amanecer,
Cada pedazo de día al arrancar,
Como arrancaba él
La vida,
Su vida,
En forma de ostras preciosas.
Pero aquel día de mayo,
Primavera en su esplendor,
La ostra más bella
Que en el mundo puedas ver
Se cruzó en su camino
Entre Malia y Sisi,
En el fondo del Egeo.
Le mostró durante un instante,
Tan fugaz como eterno,
La brillante perla que albergaba.
Luego se cerró,
Súbitamente,
Pero ya fue tarde
Porque el ostrero loco,
El ostrero,
Se enamoró,
Y trató de llevarse la ostra,
De abrirla,
De secuestrarla del arrecife,
Pero cuanto más hincaba su cuchillo
Más se aferraba al coral,
Y cuanto más lloraba,
Mitad de desesperación,
Mitad de amor,
Es decir,
Lloraba por lo mismo,
Más se asía ésta al Egeo.
De modo que el ostrero,
Loco y enamorado,
Decidió quedarse junto a su ostra,
Junto a su amor,
Junto al único ser que le había hecho feliz.
Dos minutos después
Pereció el ostrero ahogado,
Dos minutos de amor puro,
De ternura y de mimo.
Con su último aliento,
Postrero golpe de vida,
El ostrero acarició
La valva cruel
Que le negaba la perla,
Pero le concedía el amor,
Amor efímero,
Amor eterno.
Cuando el ostrero loco
Llegó a las Puertas del Cielo
Dios mismo le recibió
Sólo para preguntarle:
¿Por qué lo hiciste, chaval?
Y el ostrero,
Loco y feliz a un tiempo,
Sólo pudo contestar
Con los ojos plenos de lágrimas,
Nunca vi ni veré
Cosa más hermosa.
Dios entonces abrió
De par en par las Puertas
E hizo a mil ángeles cantar
En un coro sin igual, sin parangón,
Sin posiblidad de escuchar
Voces tan puras,
Notas tan perfectas
Ya que el coro repetía:
Bienaventurado tú,
Que encontraste el amor.
Bienaventurado seas
Inmaculado de corazón.
Pues tú eres para mí
La perla, la ostra y su valva
Y yo, simplemente,
Un ostrero loco,
Un ostrero enamorado.
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2 Comments:
Wonderful tale, really.
It brought me memories...
Quand on aime on ne compte pas
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