Esculpo con mis propias manos tu rostro,
Tenía razón Diácono.
Pinto con mi propia sangre
Tenía razón Verrocchio.
Defino con lágrimas que erosionan
Tenía razón Leopardi.
Lo cincelo con uñas y dedos,
Lo doy forma casi con adoración.
Extraño paroxismo
Entre el placer y el dolor.
Tenía razón Mercurio,Tenía razón Diácono.
Pinto con mi propia sangre
Cada matiz de la escultura,
Cada pliegue de tu belleza.
Cada detalle que me condena.
Coágulos de esperanza y pena.
Tenía razón Donatello,Tenía razón Verrocchio.
Defino con lágrimas que erosionan
Cada hendidura,
Cada silente sentimiento provocado,
Cada instante ahora congelado.
Congelado me siento cuando no estás.
Tenía razón Guillén,Tenía razón Leopardi.
Por qué no me matas.
Por qué no me muero.
Por qué sigue la pena inyectada
En el centro mismo de mi alma.
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