Monday, November 23, 2015

Siempre pregunto,
Te pregunto, me pregunto:
¿Por qué sigo vivo?
¿Cómo no me has matado ya?

Nunca hay respuesta,
Tu respuesta, mi respuesta.
Porque no soy nada que importe
Como para vivir o morir.

Y es en esa ausencia,
En esa indiferencia, en esa indignidad
Nacida de ese maldito silencio
Donde creo en Ti, aunque sea para odiarte.

Luego lloro por dentro,
Luego río mi miseria
Mientras pienso que quizá esté sordo,
Mientras creo que nunca exististe.

Y entonces me envías un ángel
Con rostro humano y cuerpo de diosa
Y dejo de cuestionarte
Y sé que no existe Cielo en el que ella no esté...

Ni lo quiero.

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