No... No había ni dragones
Ni tampoco sanjorges.
No... No tenía aspecto de princesa,
Salvo en mi imaginación.
Pero el instante fue mágico,
El abrazo fue único
Tras tu lágrima párvula
Y mi amor se hizo cántico.
No... No había cuentos
Ni tampoco cuentista.
No... No sabía ser princesa,
Salvo en el centro de mi corazón.
Qué momento de tristeza y fábula,
Cuando dejé de ser pantagruélico
Para convertirme en auténtico
Y mi amor se hizo épico.
No... No había nadie excepto tú
Ni nadie excepto yo.
No... No conocía protocolos
Salvo el de morir de puro amor.
Mujer que Llora (Pablo Picasso)
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