Thursday, May 17, 2007

Madrid, 16-V-2007


En el huracán de la decepción

Me muevo.

Medito rendirme y morir,

O sólo morir.

Maldigo a tanto trilero advenendizo,

Blasfemo,

Pero es que sólo en la blasfemia,

En su rotundidad,

Encuentro un consuelo,

Frío y estéril,

Pero consuelo en definitiva.

No he llorado, salvo por dentro,

Y esas lágrimas (silentes y ocultas)

Duelen como cristales rotos

Lanzados contra el centro mismo

Del alma.

Así que vierto en versos

Un llanto de tinta triste

Y me acuerdo de ti.

Me acuerdo tanto

Que una leve sonrisa borra

Hasta la decepción

Y su llanto invisible.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

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1:38 AM  

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