Ya no creo en Dios,
Salvo en el Dios que hay en ti,
En la fuerza de tus ojos,
En el ansiolítico de tus palabras,
En ti.
Ya no creo en nada,
Salvo en tus voces nihilistas,
En tu acracia casi atea,
En el agnosticismo de tu fe,
En ti.
Ya no rezo a nadie,
Salvo a ese nadie que tú alientas
Con tu sonrisa sincera,
Con tus abrazos hogareños,
Salvo a ti.
Así que absténganse gurúes y ministros,
Tipos con falda dogmáticos,
Con alzacuellos, togas azafranadas,
Patillas rizadas o rondas a piedras negras
Sólo creo en ella...
Salvo en el Dios que hay en ti,
En la fuerza de tus ojos,
En el ansiolítico de tus palabras,
En ti.
Ya no creo en nada,
Salvo en tus voces nihilistas,
En tu acracia casi atea,
En el agnosticismo de tu fe,
En ti.
Ya no rezo a nadie,
Salvo a ese nadie que tú alientas
Con tu sonrisa sincera,
Con tus abrazos hogareños,
Salvo a ti.
Así que absténganse gurúes y ministros,
Tipos con falda dogmáticos,
Con alzacuellos, togas azafranadas,
Patillas rizadas o rondas a piedras negras
Sólo creo en ella...
Sólo en ti.
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