Los abrazos,
Mis abrazos... Los tuyos,
¿Cuándo te los doy?
Me los das,
¿Nos los damos?

¿Para cuándo recupero tus labios?
Esos labios que casan perfectamente...
Con los míos,
Sí, los tuyos.
¿Nos los debemos?

Los sueños,
Tus sueños... Todos tus sueños,
¿Cuándo los amalgamamos?
¿Para cuándo los batimos
Y los hacemos comunes?

Fluidos del alma,
Los míos... También los tuyos
¿Cuándo se unen entre abrazos y besos?
Y, si me apuras,
En estos versos.

Mis dedos, brazos, corazón,
Cerebro y alma... Mi alma,
Están deseosos de ti al completo,
Pero, sobre todo,
De ser tuyos eternamente...

(Adieu, Alfred Guillou, 1892)