Te veo, me ves.
Silencio, ruido.
Me acerco, te vas.
Gritos silentes.
Y después musito tu nombre
Para que sólo tú lo escuches.
Y para que no haya terceros
Lo escondo en el alma.
Sueño con soñar.
Evado, te evades.
Pesadillas sempiternas
Huyes, sin más.
Y grito desde el corazón del alma
Los fonemas que te nombran.
Y cada fonema me ahoga
Esa alma a ti debida.
El último adiós (A. Kirillov)
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