La tristeza me tiñe de azul,
El del color de tus ojos,
Mi percepción del mundo.
Bloque gélido de lapislázuli
Impenetrable e inconsútil
Que no deseo atravesar,
Y no puedo.
Lo mismo que me pasa
Con los versos subvencionados,
Los artistas oficiales
Y los militares con más estrellas
Que La Meca del cine.
La tristeza cianótica
Envenena la noche
De mis días
Y los convierte
En un muro oceánico
De un cielo nada protector
Porque al otro lado
Estás tú
Con tu belleza ahora triste,
Ahora deseosa de partir
Hacia un mundo sincero.
La pena celeste
Y agreste como ofensa
A esta manera de subsistir
Que en el fondo de tus ojos
Oculta hasta la niña que llevas dentro
Y sus ilusiones aún por cumplir
Mientras la pared azulada
Se ha vuelto más alta
Entre cercenadores silencios
Y lamentaciones ateas.
Y después estás tú...
Lo estarás siempre,
Y siempre es hasta el Cielo,
Hasta la profundidad del mar,
Hasta que cualquier dios,
Verdadero o no,
Quiera y me lleve,
Si te vas,
A tu lado
Y entonces,
Y sólo entonces,
Veré la alegría azul
De tu mirada,
La felicidad en mi mundo
Y mi percepción sobre él
Vendrá en grados kelvin,
Y su temperatura azul del color.
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