Y mi beso voló despacio,
Pero voló.
Lo hizo como un baile en un vaso de papel,
Como Matisse redivivo...
Voló.
Después apareciste tú para agarrarlo,
Y lo tomaste.
Con esa parsimonia del sabio sobre un monte de silencios,
Como Leonard Cohen tras una canción.
Lo tomaste.
En el medio de todo su sabor y el tuyo,
Todo tuyo.
Texturas de vino salido del pezón de una diosa,
Como el aroma de la pipa de Magritte.
Tuyo.
Ahora sueño con aquel beso
Suspendido en el espacio.
Con la eternidad del tiempo que ya no tendremos,
Como el talento del club de los Veintisiete a los treinta.
Suspendido.
Y soñando con besos por ti asidos a tu sabor,
Trato de vivir.
Con la conciencia tranquila del tirano en el infierno,
Como Lennon en la ambulancia,
Tratando de vivir.
Y vivo escondido de mí mismo,
Prefiero soñarte.
Con la asiduidad que da toda una vida,
Como el Caballo Loco de Korczak,
Soñarte.
Así que no existes sin mí,
Ni mi ingenuidad,
Con la eternidad de una flor,Como las de Van Gogh,
Ingenuo... También.
Tolouse- Lautrec, El beso: en la cama, 1892.
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