No he superado tu sensualidad
Ni tu forma de ver el deseo,
La vida y el silencio.
Hasta en el silencio eres maravillosa.
No vivo desde esa eterna ausencia
De tu sabor, de todo tu sabor,
De todo lo que copabas
Hasta las cimas nevadas volvías cálidas.
No sé soñar si no te sueño cada noche
Vestida o desnuda, tantas veces despierto,
Que sólo lo sé por esa lágrima que cae
Hasta el final de mi cara al recordar la tuya.
No sé vivir desde que no te vivo en directo
Ni te rezo en esa religión que es toda mía,
Donde eres diosa, reina y salvadora,
Hasta el fin de mis días (y mis noches).
No, desde luego que no,
No he superado tu recuerdo
Ni, parece que desee superarlo
Hasta que la tierra me engulla o sea cenizas.
Sólo verte me eriza los vellos,
Me obliga a rezar
A un dios que no me escucha...
Por favor, escúchame tú.
(Jacques Majorelle, Kiss in Dougou)
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