Recuerdo perfectamente
El día que me disparaste
Con tu mirada coqueta
Y tu sonrisa titubeante.
Me acuerdo de tus uñas,
Aún clavadas en mi alma
De puro deseo y pasión,
En rojo fuego como tus ojos.
Memoria que me obliga a sufrir,
Memoria que me llena de sonrisas,
Lánguidas y saladas,
Pero sonrisas nada titubeantes.
Algún día llegará la Parca,
Caronte y atravesar la Estigia,
Y yo le comentaré a quien sea
Yo amé, amo y amaré.
Y quien sea, pongamos Pedro,
Mirará en mis manos vacías
Y en mis ojos llenos
Que poseo tu sonrisa, tan titubeante.
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