La poesía llega
Doblando una esquina
Llena de sangre y dolor.
Estoy harto de que me duela.
Mi poesía es un parto cruento,
Un tormento arbitrario,
Una blasfemia para un dios
Que ni siquiera existe,
Mis versos no son puñal
Ni echan flores por el puño,
Ni creen que salvarán vidas,
Ni se leerán en la muerte.
Mis poemas son basura
Que ayuda a abonar este yermo,
Este baldío llamado vida
O lo que sea que hagamos aquí.
Mi poesía será para nadie
Porque nadie la lee,
Nadie la quiere leer,
Nadie la quiere.
La poesía es un filo de acero templado
Penetrando en la carne hasta herirla
Pero nunca para matarla
Porque su función es el dolor.
Esta poesía, en concreto,
Es ausencia de vida y muerte,
Pero no de dolor,
Es su paradigma.
David Bellemere
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