Cuatro Dos Uno

Cuatro veces me maldije por amarte,
Cuatro más por decírtelo,
Otras cuatro por tu sonrisa,
Cuatro adicionales por tu negativa.
Cuatro blasfemias por tu indiferencia.
Cuatro por no haberme suicidado esa misma noche.
Cuatro besos y a casa a morir un poco, un todo.

Dos veces pedí la muerte esa noche,
Dos oraciones a un Dios verdadero,
Otras dos a uno en el que no creo.
Dos veces jugué con una cuchilla sobre mis venas,
Dos más blasfemé desde mi infierno.
Dos más clamé contra tu Cielo.
Dos besos y a intentar conciliar y reconciliarme.

Uno de los versos más hermosos lleva tu nombre,
Uno en el que añado a te amo tu nombre,
Otro uno porque siempre los versos son simples,
Uno complicado sería ininteligible.
Uno más intrincado no te definiría.
Uno solo es más hermoso.
Uno en el que acabe muriendo de amor.

Como estoy seguro de que moriré.

Cuatro te quieros,
Dos besos.
Un verso,
Una muerte.
Dos venas cortadas.
Cuatro patas para sostener un ataúd.

La escultura

Hice con mimbres muy finos
La estructura de mi escultura.
La quiero monumental,
Pero sólo es una más. Sólo.
Intenté una forja nueva
De acero de acorazado,
Batallé por volverla dura,
Pero nada más verte sucumbí.
Busqué la inspiración exacta
Para que fueses mi musa.
Mi escultura se rompió
Porque ahora inspiras lejos,
Muy lejos de mí.
Tanto que pareces en otras tierras
Aunque estés a mi vera.
La culpa fue mía,
Lo es, aún.
Mientras llenabas mi mente
Te expuse a otros ojos,
Ahora te miras en ellos
Y yo tengo una escultura vacía.

A mis cuarenta y ocho años

Dentro de unos años,
Cuando tenga cuarenta y ocho,
Tendré una casa en el cincuenta y ocho,
Cincuenta y ocho negro,
De la calle Guelfa
Y tú estarás allí,
Y tú estarás conmigo...
Ayer lo vi,
Ayer te vi,
Ayer nos vimos allí,
Ayer.

Escribiremos libros,
Haremos el amor,
Entre novela y novela
Amor,
Entre revolcón y revolcón
Papel, tinta y pincel.

Dentro de unos años,
Cuando tenga cuarenta y ocho,
Y tengamos una casa en el cincuenta y ocho,
Iremos a Matala
Para ver tu cuerpo desnudo,
Para que pintes y dibujes
Al niño y al lobo en la isla...
Y haremos el amor en griego,
Y haremos el amor en Creta.

Dentro de unos años,
Cuando tenga cuarenta y ocho
Pasearemos por Portofino
Y llevarás unos preciosos zapatos rojos
Y vestirás como una princesa
De cuento,
De cualquiera de tus cuentos
(Desde Martín, el valor y el badil)...
Lo vi ayer,
Ayer.

Y todo comenzará antes de que tenga cuarenta y ocho,
Antes de tener la casa en el cincuenta y ocho,
Dentro de unos años.
Luego vendrá el Teatro Kodak,
Luego llegará todo,
Pero todo comenzó ayer...
Ayer.
Ayer...

Tierra de esperanza y sueños

En plena resaca,

En pleno duelo,

En plenitud

Tras ver al dios de Nueva Jersey,

Tras verlo, escucharlo y gozarlo

Pienso en que mi ciudad,

Mi pueblo tan crecido,

Se ha convertido en algo impensable,

Al menos para los que amamos la música:

Tierra de esperanza y sueños.

Todo comenzó con un pasodoble del profesor

Para eclosionar en locura,

En vesania sana y dulce,

Con Malas tierras,

Sin rendirnos

(Como nos ordenaba el Jefe),

Como Espíritus en una noche... Mágica,
Noche,
Antes de disfrutar con el Fuera de la ley Pete

Con nuestros corazones absolutamente hambrientos...
Tan hambrientos de felicidad y rock.

Luego comenzamos a trabajar en un sueño,

Con semillas y con Juanito Noventa y nueve...

El chico de Nebraska que nos atrapó

Y nos obligó a sacudir nuestras manos

Y aquí llegaron las peticiones,

Entre jocosos desafíos de Gran Bola de Fuego,

Sobres de franqueo internacional

Implorando

Algo en la noche

Y tiernos deseos de cumpleaños

(Sorpresa, Sorpresa),

Alcancé mi juramento:

Mi amor nunca te abandonará...

Nunca.

Y lo hice mientras aguardaba un día soleado,

En la Tierra prometida

Donde las chicas siempre van vestidas de verano,

Y no hay policías disparando cuarenta y una veces

En la piel de América.

Y gracias a ti Algún día cualquiera

El resurgir

Nos obligará a reconocer que vagabundos como nosotros

Nacimos para correr...

Luces,

Magia que no se quiere romper,

Oraciones y rezos

Para que nada muera,

Para que todo siga...

Y los muchachos de la calle E

Siguieron.

Siete noches de rock nos devolvieron

A la mística mágica maravillosa

Antes de que el terruño americano

Nos instalase en el recuerdo de Bobby Jean

(Buena suerte, adiós, Bobby Jean),

Y nos hiciesen bailar en la oscuridad,

Aunque al menos una chica lo hizo a plena luz

Con el jefe

Al que veneró y besó como a un gurú

Más que danzar con él.

Porque la danza nos sacudió como colofón

Con un Twist & Shout,

Juego de palabras,

Juego con el público,

Juego con La Bamba,

Juego acabado.

Fin.

Cariño,

Disfrute,

Gozo del alma,

De treinta y cuatro mil almas.

Gracias, Jefe.

Muchas gracias, grupo de la calle E,

Por hacer de mi ciudad,

De este pueblo tan crecido,

Una tierra de esperanza y sueños.

No creo en Dios

No creo en Dios
Si no estamos todos juntos.
No creo en Su justicia
Si ésta sólo es para los ricos.
No creo en Su misericordia
Mientras morimos de forma inmisericorde.
No creo en Dios...
No en vuestro Dios.

No creo en Dios
Si el amor se vuelve yugo.
No creo en Su paz
Si ésta nace de la derrota o la victoria.
No creo en Su omnipresencia
Si ésta es sorda y ciega.
No creo en Dios...
Jamás en vuestro Dios.

Creo en un Dios interior,
Nacido de la cohesión humana
Pero rezo para que no,
De ninguna manera,
Estemos hechos a Su imagen y semejanza,
Porque ésta sería mezquina,
Vengativa,
Miserable,
Avariciosa,
Egoísta
Y Lujuriosa.

No. No creo en Dios.
Desde luego que así
No creo en Dios.
No en vuestro Dios