Pececillo de estanque
Que quisiste vivir en el mar,
Pececillo de colores
Que saltaste a un torrente,
Pececillo alienado
Que te creíste libre.
Ahora volviste a la quietud
De tu propia cobardía,
A la simpleza más vegetal...

No nenúfar sino verdín.

Pececillo que en el torrente
Quisiste poner orden y paz,
Pececillo inseguro
Que nunca llegarás al mar,
Pececillo que en cuanto pudiste
Regresaste a tu falsa realidad.
Ahora vives tu histriónico decoro:
Fingido y tan escuálido,
Como la hoja tras la que te amparas...

Caída, insípida, sin vida.

Pececillo que no sabe nadar
Sino es en aguas oscuras,
Pececillo que no busca futuro
Sino una falsa seguridad,
Pececillo que quiso ser viajero
Pero que nunca quiso libertad.
Ahora sueñas que soñaste
Con aguas con sabor a sal
Aunque sólo catas pecina...

Algas moribundas sin más.

Me aparto...
Me sumerjo...
Sobrevivo en esta muerte
Que es la soledad.

Me miento...
Me desdibujo...
Siento el frío cuchillo
De tu eterna ausencia.

Luego vendrá el resto
Entre lágrimas por verter
Y despertares que desangran,
Se desangran... Por ti.

Y ahora te toca a ti,
Por ti,
En ti...
Libre como tu estilicidio.

Y a mí me toca...
Porque no me tocas...
Saber que la muerte es vivir
Contigo tan lejos como cerca.

Y anhelo tocar tu piel...
Deseo respirar tu aire...
Hasta cuando no te sueño
Sé que comandas mi alma.

Luego vendrá la nada
Tras llantos ausentes
Y vigilias exangües,
Exangües... Por ti.