Día tras día se acerca el final,
Nos llega el principio,
Se acerca el abismo
Desde el que empezar a volar.

Tragedia o comedia,
El drama de la vida
En el que lo más dulce eres tú
Y lo más amargo es la nada.

Esculpes año tras año,
Día tras día,
A cada minuto
Para lanzarte al vacío.

¿Cuál es el sentido de la vida?
¿Cuál el de mi vida propia?
Hacer feliz al de al lado,
Hacerte feliz, chica dulce.

Envuelto en una ola de tu alma
Me encontré tras una sola caricia
Me ahogué gustoso y con calma
Y sonreí hasta tener albricias.

Mi alma buscó la tuya
En esa extraña línea recta
Que, según Keith Richards, es el amor
Y la encontré en medio del tsunami,

Maremoto de humedad y sabor,
Que une tu cerebro, tu corazón y tu sexo,
Y en la que mi alma te halló desnuda,
Inteligente, tierna y dulce.

Inteligente es a tu cerebro,
Lo que tierno a tu corazón
Como dulce es a tu sexo
Y mi alma todos los vio.

Envuelto en una ola de tu alma
Quedé fuera de control,
Como la canción de Jagger y Richards,
De la línea recta el autor.

Riffs de guitarras y almas
Envueltas juntas las dos.
La tuya enrosca la mía
Porque así lo eligió Dios.

Me ahogo en mis propios lamentos
Porque me asfixia sin fin y sin denuestos
Tener talento que no talentos.
Para brillar en este extraño y brutal firmamento
De maricas y putas, de facto y de juramento,
Que dicen que hacen aunque copien a un muerto
O cojan un negro que plagia sin ningún acierto
Porque putas y maricas a lo suyo, a su huerto,
Que es donde se llevan a incautos y tuertos
Porque quien lee y ve los conoce de lejos y a cientos,
Porque sólo en esta mierda de país de avarientos
Gentuza así brilla aunque de cerebro estén exentos.
Maricas y putas espero que muráis de hacinamiento
Porque cada vez sois más aguardando un asiento
Para firmar libros en ferias y advientos
Y espero para vosotros un camarote marxiano y cruento
Y espero que renazca y lleguen nuevos vientos
Y, al fin, deje de ahogarme mi modesto talento.

AMÉN

Castigado por casquivanos candores
Encuentro, por fin, la fe:
La fe del tamaño de tu pecho
Enchiendo el mío,
La fe en la libido de tus labios
Estrechando mi lecho enlechado
Hasta hacerme creer que existe
La única religión: el amor.

Entre soledades y solitarios
Rezo por estrellarme en tu estela
Para que la fe sexual, sensual y sensible
No deje de ungirme hasta hundirme
En los aceites y afeites de tu cuerpo,
En los albares y altares de tu alma
Y hacerme creer que existe
La religión verdadera: el amor.

Así que orar para pedir tanto oral
No es lascivo ni me lastra
En mi escalera al Empíreo
Porque tras mi fuego y tu furor
Se encuentra la fe sin feriantes ni farsantes
En la que sólo moramos tú y yo
Para poder creer que existe, sí,
La religión más sincera: el amor.