¿Por qué no me dejas morir?

¿Qué te he hecho yo para tal tortura?

Me das tormento con gratuidad

Y yo, el tonto, doy las gracias.

¿Por qué no me clavas tus garras?

¿Qué tengo que hacer para que termine todo?

Mátame, por favor,

Con tus labios preñados de veneno.

¿Por qué no soy ya recuerdo?

¿Hasta dónde debo agonizar?

Dame con tu guadaña

Sin ambages ni disfraz.

Mátame de una vez...

Santa o puta,

Pero de una vez.

 Con tus ojos,

Sólo con tus ojos,

Sajaste mis harapos,

Sus mentiras,

Mis miserias,

Andrajos y vendajes

Jaretas para colar embustes

Que tu mirada cortó.

Ahora mi alma es de jirones,

Mi vida es la desnudez,

Muestro todo: faz y tez por ti,

Para ti,

Porque sólo ante ti soy yo,

Sólo por ti me busco en el espejo

Que veo en el brillo de tu sonrisa

Que es tu mirar: sólo para ti.

Creí estupendo desnudarme

Pero sólo era un cuerpo

Que sabía ser caduco...

Y sexual.

No supe que desnudarse de verdad,

Pero de veras, es cuando muestro el alma,

Que ahora sé que es perenne...

Y sensual.

Eres un haiku:

Armoniosa y bella

Mujer desnuda.

Soy verso libre:

La pura perversión

En tu cabeza.

Tus tres versos

Riman en consonante

Y dan libertad.

A ti y al nosotros,

A mí, y por amor,

Me hace volar.

Haiku a este beso

Que libera mi ser

Para besarte.

Beso, Roberto Ferri