INXS Never tear us apart

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Este vídeoclip acompaña al poema anterior, es Praga, la Praga comunista, la Praga hermosa que había antes la revolución de terciopelo, del neoliberalismo a ultranza y del zoco en el que han convertido los alrededores del puente de Carlos. ¿Qué pensará Dubcek, vencido primero por los castradores y asesinos tanques del Pacto de Varsovia y luego por las hamburgueserías de la M (m de lo que todos imaginamos)?

Para ti, princesa.

Praga y los sueños eróticos

Ya lo sabes,
Te soñé:
La princesa de Mala Strana,
La reina del puente que lleva mi nombre,
La emperatriz junto a Juan Huss;
Con champán y una copa,
Esa copa hecha de piel,
Esa copa con tu sabor,
Esa copa, que eres tú,
Que es el erotismo que desprendes,
Que es el sueño más cuerdo de este loco,
Tu loco,
Yo.

Frenesí

Entre la vida y la muerte,

Ese estrambótico paréntesis,

Se encuentra el frenesí

Por haberte encontrado...

Besos, versos,

Silencios, sonrisas,

Miradas inmorales...

Tú.

Indisolublemente unidos:

Tú,

Yo,

Y el frenesí...

Qué maravilloso es haberte encontrado,

Qué dulce retener en la memoria tu sonrisa,

Qué ejercicio de futilidad todo lo anterior a ti,

Mujer con un solo nombre:

Frenesí.

Dios (dioses)

¿Por qué no estás nunca donde yo estoy?

¿Cómo me haces esto?

¿Cuándo perdí la fe en ti?

¿Cuánto más he de sufrir para hallarte?

¿Dónde coño estás?

Harto

Me harto,

Estoy harto,

Tan harto,

Tanto

Que prefiero morir a seguir.

Cada mañana

Con la misma rutina,

Esa rutina en la que estás

Y no estás.

Todo parece repetitivo

Como un compás de cuatro por cuatro,

Como los cuadros de Mondrian,

Como el discurso de la iglesia,

Cualquier iglesia,

Cualquier fe.

También estoy harto de religión,

De religiones,

De gente intentando poner cortapisas,

De leyes para ricos,

De clasistas disfrazados de izquierdista,

De putas travestidas de señoras,

De analfabetos investidos catedráticos,

De ricachos por patear una pelota... Harto.

¿Dónde estoy yo en todo esto?

¿Qué queda de mí?

Ya no soy ni mi esencia,

Sólo soy una queja

Con ganas de morir,

De morirme

Y no de ganas,

Como lo hago,

De ti.

Siempre estando sin estar,

Siempre ahí,

Siempre...

DÍAS DE IRA

A caballo entre Réquiems

De Fauré, de Verdi y de Mozart

Paso mi día,

Uno más de mis días, uno,

Aunque me temo que no el último

De tristeza profunda,

De deseo de acabar,

De anhelo de otra vida,

Cualquiera,

Pero no ésta.

Me gustaría tener

Un día de ira,

Pero sólo los tengo de pena,

De esperanza y desespero.

Cómo me duelen,

Cuánto.

A veces logro perder el sentido

Entre aguijonazos que zahieren

Pero no matan,

Y sin sentido

Logro pasar unos días

Mientrar llega el siguiente día, sí,

De congoja,

De lágrimas vacías,

De esperanzas vanas,

De monstruos enanos,

De dioses caídos,

De ausencias,

Tuyas, mías,

Mías,

Nuestras...

Mías,

Mías,

Mías...

¡Qué solo estoy!

Tan solo que no puedo tener

Ni un día de ira

Como dijeron David y la Sibila.

Sueños siniestros

Me levanto,

Más bien me incorporo,

Con más ganas que nunca

De acabar con todo,

Con esta nada a la que llamo todo,

Con este dolor continuo,

Con esto que dicen vida,

Pero que es infierno,

Que es pena,

Que es miseria interior:

Me levanto con ganas de morir.

Pienso en un suicidio sereno,

En un final tranquilo,

En una Misa de Mozart,

En unos versos de Guillén,

En el aroma de tu piel

Y luego expiar.

He perdido toda fuerza,

Todo deseo,

Toda gana,

Toda fe,

Todo temor...

Si no lo hago

No es por cobardía

Sino por ti,

Por el perfume de tu persona,

Por la sabiduría que derramas sobre mí,

Porque ya no creo en nada

Salvo en acabar,

En irme,

En un adiós discreto,

Sin esquelas ni panejíricos,

Sin gurúes ni monsergas,

Sin dioses ni monstruos.

Pero luego me vienes a la mente,

A ese cerebrín miserable,

Y abandono.

¿Por qué?

Hay tantos porqués

Que prefiero abordar el cómo,

Que es el porqué de la gente inteligente,

Y, así, moriré

Preguntándome cómo...

Cómo se me olvidó sonreír,

Cómo sigo respirando,

(¡Cómo te amo!),

Cómo me amas,

Cómo me odio,

Cómo deseo terminar.

No te sorprendas si un día

Se me olvida tu olor,

Tu piel,

Tu sonrisa,

Tu inteligencia,

Y alguien te cuenta

Que mi pronunciada nada

Acabó,

La acabé,

Acabó,

Por fin.

Saudade

Entre versos y notas,

Entre Dante y Albinoni,

Llegas con fuerza a mi alma,

La laceras,

La fustigas,

La desangras,

La conviertes en un trapo

Con el recuerdo de tu sonrisa,

Con el recuerdo,

Por que no estás.

Cada tarde te anhelo

Mientras leo versos de amor,

Mientras escucho adagios barrocos...

¡Ay!

¡Cuánto te extraño!

¡Ay, cuánto!

Cuando llegas al instante súbito de dolor

Mis versos se vuelven mezquinos,

Mis oídos sólo oyen tu nombre,

De mi boca sólo sale tu voz.

Me gustaría creer en Dios para rezarle,

Pero en lugar de eso te rezo a ti,

Porque sólo creo en ti, en tu amor,

En lo que oyen mis oídos,

En el nombre que pronuncia mi voz...

Me encantaría no sentirme tan vivo

Porque sólo deseo morir,

Morir de amor,

Amor puro,

Pura lujuria,

Lujuria sana,

Sano pecado

Si peco contigo,

Contigo siempre,

Hasta morir...

Campos de espinas

En el medio de este bosque,

Que es monte yermo de espinas,

Apareces tú con un gesto amable,

Con una sonrisa en forma de beso.

Yo te devuelvo la mueca

Con un beso en forma de sonrisa

Y el monte y sus campos de agujas

Se vuelven vergel de flores,

Flores de cactus,

Quizás,

Pero flores al fin y al cabo.

Por eso cada día,

Si me dejas,

Te diré que te amo,

Con esa forma tan nuestra,

Nuestra sociedad particular,

Nuestra sociedad anónima.