Elegía para Javier

Me pierdo buscando tus huellas,
Las busco y las hallo y las hollo,
Después rezo, sonrío y agradezco
Pisar por donde tú pisaste, amigo.

Son enormes como eras tú,
Tu persona, tu personalidad,
Tu forma de ver el mundo y la vida,
Y decías que me admirabas (sonrojo).

A cada paso vierto dos lágrimas:
La una de cariño eterno,
La otra de agradecimiento a Dios
Por haberte conocido, amigo.

Fuiste un regalo en vida
Y lo serás ahora en la eternidad,
Cantamos y reímos juntos
Ahora espérame para volver a un concierto.

Me pierdo buscando el motivo
Por el que me decías admirar (sonrojo)
Teniendo en cuenta tu grandeza
Que ilumina la eternidad.

Me pierdo en cada recuerdo
Dejando que me duela con una sonrisa.
Tu huella será siempre mi guía
Y yo tu humilde admirador admirador (sonrojo).

Ardo en el centro mismo del dolor,
De su capital, de su hipocentro
Y de su epicentro. Ardo.

Me condena a favilas la miseria,
El clientelismo y la cobardía.
Y, quizás, sólo quizás, yo.

Y en ese yo va que quizás,
Sólo quizás, no luché lo suficiente,
No maté lo suficiente... No maté.

 Ahora sólo resta buscar la perspectiva,
Hallar el tiempo exacto de duelo
Y, después, languidecer hasta morir.

Saber lo que me duele todo
Y más en mi perfecta soledad
Porque ahora sé qué solo estoy.

Y es en ella donde mis pavesas,
Mis restos, se hacen polvo
Y acabo siendo cenizas, por fin.

Enhorabuena a todos mis enemigos
Ya lo habéis conseguido:
Soy nada. Nada de nada.

Enhorabuena a mí mismo,
Harto de luchar abandono todo,
Me dejo a un Dios que me dé explicaciones.

Porque tendrá que darlas,
Porque tendrá que hablar,
Porque albedrío hay, ¿pero libre?

Así que yo, que traté de ser libre
Le pido que me cuente cosas
Y sonrío en mi eterna derrota.

Expuesto al frenopático,
Lapidado en lapislázuli,
Perdido en mi brújula,
Corito por el Ártico,

O quizás sea la Antártida,
Noqueado endémico,
Así me desean los demócratas
De ocasión cosmética.

Pero yo lucho,
Yo lucho.

Arponeado cual cetáceo,
Desterrado del globo terráqueo,
Isósceles sin triángulo,
Diccionario sin esdrújulas

E incluso sin sobresdrújulas,
Noqueado patético,
Así me desean los oligárquicos
Que cacarean al viento su falsa ética.

Pero yo lucho,
Yo gano.

Ataco el cadáver de lo que nunca seré
Para que nadie lo confunda conmigo,
Para que nadie tenga un muerto para mentir,
Para que pueda enterrar los embustes del futuro.

De ese ataque de pala y tierra
Surgen el sudor, el amor y la duda.
La tierra está dura, bella y, ¿eterna?
Por eso sudo, amo y cuestiono.

Rezo una oración por lo que quiso mi madre,
Otra por lo que quisieron mis prójimos más hostiles,
Una tercera por gurúes y sus putas, mis maestros,
Y al finalizar lloro porque sé quien soy.

Tras sepelio, llanto y memoria
Deberían llegar duelo y silencio
Pero en mi alma hay algarabía,
Esa alegría de no dejar carroña a las hienas.

Y de esa alegría surge una sonrisa,
Y detrás de esa sonrisa estás tú,
Y detrás de ti está quien soy yo,
Y detrás de mí sólo hay futuro.

Clavado a ti, tras el amor
Llegó el alba y yo seguía...
Clavado a ti.

Luego vino el silencio,
El dolor y la muerte
Pero yo estaba clavado a ti.

Lloré en silencio
Hasta salir del palacio de la muerte
Y entonces me clavé a ti.

Todo lo que existe en la vida,
Todo, hasta la muerte, aunque pequeña,
Se resume estando clavado a ti.

Todo lo bueno de vivir,
De seguir en esta guerra sin cuartel,
Se disfruta estando clavado a ti.

Amar y morir,
Vivir amándote,
Amarte es perfecto
Y todo clavado a ti.