Percibo la victoria
La veo cerca,
Escucho la fanfarria...
¿Existe la esperanza?

Yo, que vivo sin ella,
Que no la quiero,
Que odio sentir miedo
Pues la esperanza es pavor.

Hoy, sin embargo, precede a la victoria,
La abriga y protege,
La mece sin intriga:
La esperanza está en tu voz.

Y yo la guardo como oro en paño,
Como mi fe infantil,
Como el amor que te tengo:
La victoria está cerca...

Sólo me falta recibirla de tu mano.
Sólo me falta tu sonrisa más carmesí.
Sólo me falta que en la alfombra roja:
Me digas un sincero y sencillo sí, claro.

La victoria será completa
Sólo si existe ese sí,
Sólo si existe tu boca,
Sólo si existo en ti... en nosotros.

Desde el caos,
Desde el epicentro del maremagno,
Desde la plaza mayor del Pandemonio
Digo:

Te amo.

Desde la más miserable de las pocilgas,
Desde el retrete de ésta,
Desde la cloaca misma a la que fluye
Afirmo:

Te amo.

Desde el corredor de la muerte,
Desde el cadalso al que subo,
Desde el centro de la trampilla que caerá
Pronuncio:

Te amo.

Desde la novena rueda del infierno,
Desde el trono del mismísimo Belcebú,
Desde su doloroso poder
Grito:

Te amo.

Por qué no me amas tú a mí.

Desde que tú estás pero no estás,
Desde que tu sonrisa me hiela la sangre,
Desde que amarte es sufrir
Sólo puedo decir:

Te amo.

Desde que tú huyes y me rehuyes,
Desde que te acercas con miedo,
Desde que llamas pero no ardes
Sólo puedo afirmar:

Te amo.

Desde que los silencios son tan largos,
Desde que las risas son tan escasas,
Desde que la fe se escabulló
Sólo puedo pronunciar:

Te amo.

Desde que respirar me duele,
Desde que tu perfume no lo enriquece,
Desde que tu piel se aleja
Sólo puedo gritar:

Te amo.

Por qué yo sí que te amo a ti

¿Cómo he llegado a esto?

¿Cómo hemos llegado?

¿Cómo te doy tanto asco?

¿Cómo me lo doy yo mismo?

Duante todo este lustro

Me puse a tus pies,

Me dabas tu boca

Y yo la besaba bastante.

¿Por qué das y a mí no?

¿Por qué ya no me regalas?

¿Por qué juegas conmigo?

¿Porque me duele tanto ese juego?

Debo ser obtuso y repugnante,

Debo ser un vil pelele,

Debo ser un miserable...

Dime, ¿qué soy?

¿Cuándo decidiste esto?

¿Cuándo...

Mejor, hasta cuándo,

Mi amor?

La sajadura

Tengo una sajadura en el alma,

Tengo una herida:

La coso,

La curo,

La maquillo,

La oculto.

Pero ella vuelve a surgir,

Vuelve a sangrar,

Vuelve cada vez que te veo.

Tengo un jirón sajado,

Tengo una herida:

La limpio,

La sano,

La grapo,

La obvio.

Pero ella retorna impertérrita,

Retorna a la sangre,

Retornar al verte los ojos.

Tengo un costurón inconsútil,

Tengo una herida:

La cubro de versos,

La curo con ellos

Pero sólo es un mal remedio,

Un placebo para peleles.

Porque veo que sigo en ti,

Aunque tú me niegas y me dueles.

Tengo una herida en el alma:

Una eterna sajadura,

La sajadura.

Me roban...

Me quitan lo más importante...

Me sangran y desangran...

Me roban.

Tras tres terribles años,

Triste trienio de esperanza,

Tormentoso y traidor...

Me roban.

Burócratas y aspirantes,

Chorizos disfrazados de amigos,

Políticos y secuaces...

Me roban.

Y no sólo lo sufro yo,

No sólo nosotros,

Sino un niño mossi

Al que le roban...

Todos estos indecentes, inmorales

E hijos de la gran puta

Le sustraen su futuro:

Le roban.

Y, así, los tres robados,

Sólo tenemos la rabia,

La impotencia y su impunidad

Para gritar que nos roban...

Nos roban,

Nos roban,

Nos roban...

Lizzy

Lizzy nos regala más,

Aún después de irse.

Ella genera generosidad,

Ella, corita o enjoyada.

Lizzy nos dice adiós

Con la tersura de su piel.

Ella, idólatra idolatrada,

Ella, amor o divorcio.

Lizzy muestra su pecho

Y oculta sus bellos ojos.

Ella, voluntaria voluptuosa,

Ella, erótica y casta.

Lizzy no engaña ni quiere

Porque va como la verdad.

Ella, beldad verdadera...

Ella: dulzura y sueño.

Adiós, Lizzy, adiós.

Gracias por tu último regalo.

Quizás nos cueste entender

Porqué somos humanos... ¿Por qué?