Cristal

Miré a través de tu ventana,

De esa ventana que son tus ojos.

Sólo vi distancia,

Sólo vi frialdad,

Sólo vi pena.

Miré para evitarme desengaños,

Como una vacuna contra mi propia tristeza.

Sólo sentí el pinchazo,

Sólo vi opacidad,

Sólo sentí dolor.

Vi que intentabas limpiar el cristal de tu ventana,

El cristal de tus bellos ojos,

Sólo con ausencia,

Sólo con oscuridad,

Sólo con llanto.

Me hubiese gustado romper el cristal

Con la sola fuerza de mis besos,

Pero sólo sonreí,

Sólo callé la verdad,

Sólo silencié lo que es un secreto a voces...

Un secreto, al menos ni para ti ni para mí,

Un secreto tras un cristal diáfano,

Un secreto puesto en un escaparate.

Un secreto que está tras tu ventana,

Esa ventana que son tus ojos,

Ésos que están tristes y opacos.

Ésos.

Triángulos

Triángulos.

Te miro, admiro y contemplo...

Tres triángulos.

Tres hermosas geometrías.

Tres equiláteros

Que me llevan a ti.

Tres formas de una belleza plástica

De un furor tormentoso

De un imanador que quiebra mi brújula.

Te miro otra vez...

Triángulos.

El primero en tu cara,

Faz melódica.

El segundo en tu cuerpo,

Belleza torácica.

El tercero es secreto...

Silencio a ese triángulo.

Tacones de color viola

Atento a cada paso.
Escucho atento:
Toc
Toc
Toc
Toc.
Los leo,
Los acaricio,
Los sueño.
Sí.
Ésa es la expresión exacta:
Sueño.
Sueño sueños de color viola
Y mis sueños morados suenan a ti,
A tu cercana lejanía.
A esa distancia de eriales y montañas
Que se acerca,
Se acerca,
Se acerca...
¿Se acerca demasiado?
No.
Se acerca hasta ser acariciada
Por flores moradas
Las mismas flores que acariciarán tu puvis corito,
Tu placer sincero y tu silencio voluntario.
Las mismas flores que tocarán tus labios rojos,
Tus besos cálidos, en silencio obligado.
Las mismas flores que tiñeron tu falda
Como antes hicieron con tus zapatos,
Sus altos tacones
Y el deseo cercano,
Que nació muy lejos.
Ahora callo.
Silencio voluntario.
Imaginación voluptuosa:
Mujer desnuda,
Tacones altos.
Morado eterno.

Castigo

Castigo con latigazos de miseria

Mi propia podredumbre interior.

Fustigo con mimbres coritos

Mi senil desnudez .

Vomito sangre en mis palabras.

Sangro vómitos por la espina dorsal.

¿Dónde estás, dime?

Dime, ¿dónde estás?

Y a cada lamento me hundo,

Y a cada lamento un dolor,

Y a cada lamento un lo siento,

Lo siento mucho más que ayer,

Lo siento tanto,

Lo siento tanto, mi amor.

Azoto con silencio mi silencio.

Estoy en Gradara,

En un canto de Dante.

Soy Paolo

¿Y tú? ¿Eres tú Francesca?

Eres mi castigo...

Mi ser,

Mi esencia...

Mi Dolor.

Ayer te vi

Ayer te vi...
No pude evitarlo,
No puedo,
No.
Cada vez que te veo,
Cada vez que te siento cerca,
Fallezco y desfallezco
De pura ansiedad.

Estabas brillando en el medio de una noche
De cuarto menguante.
Brillabas con tu sonrisa alargada,
Con tus ojos hartos de llorar,
Con tu vida a cuestas.
Brillabas porque eres la estrella
Que elegí hace tiempo
Para que iluminara mi vida.
No pronuncié
El te amo que merecías
Me quedé atónito,
Sonriente de pura felicidad
Ansioso por tener más de ti.
Luego languidecí hasta ser nada
Y decidí morir en silencio.
Ayer te vi...

Hubo un lugar

Hubo un lugar

Donde los sueños eran tranquilos,

Donde la magia venía con sonido de trompeta,

Donde la risa flotaba en el aire.

Hubo un lugar

Que era mi casa sin serlo,

Que era mi refugio contra el tedio,

Que era mi rincón para la amistad.

Hubo un lugar

Donde las copas eran para recordar,

Que no para olvidar,

Donde las carcajadas

Nacían de las discusiones,

Donde las mujeres eran personas

Y no carne para los machitos.

Ese lugar ya no existe,

Como la ética en la política,

Mi fe en la religión

O el perdón en Oriente Medio.

Pero,

Al menos,

Lo hubo...

Hubo un lugar

Durante casi veinte años

Donde la locura era corriente

Y la mediocridad no existía.