El diablo rojo del conde del jazz
Invade mi ambiente
Como tu alma invade mi ser
Mi estar,
Mi existir.

No me quejo, de ninguna manera,
Porque el dolor de tu ausencia
Me obliga a saber que estás,
Que estarás,
Que en mí existirás.

Ahora el conde recomienda
Que deje la calle,
La calle donde estás,
Donde eres,
Donde siempre existes.

Ya no me duele nada que no seas tú,
Ni quiero otro dolor, no,
Así sé que fue tan hermoso,
Que lo es,
Que existió.

Que existe,
Que existirá,
Como existió un nosotros,
Como existirá siempre...
Siempre.

En el corazón de la sinrazón
Entro al verte, al olerte, al saber de ti.
En la sinrazón del corazón
Muero al no tocarte, no besarte, sabiendo de ti.

En la franqueza sin vaguezas
Me instalo cual escualo voraz frente a ti.
En la bajeza de la franqueza
Me insulto con calidad de injusto por ti.

En el sueño del empeño
Duermo, retozo y amo... En tu cama.
En el empeño de mi sueño
Rezo, vivo y muero... En tu cama.

¿Qué es de mí? ¿Qué será?
¿Qué camino debo tomar?
Entre verbos como vivir
Que se hacen sinónimos de amar...

Amarte.

En la intimidad de mi bondad

Siempre muero diciéndote te amo.

En la bondad de mi intimidad

Siempre la muerte es pequeña y el amor eterno.

En la simpleza de mi llaneza

Te lo digo claramente: te amaré siempre.

En la llaneza de mi simpleza

Te lo repito: siempre te amaré...

Te amo hoy.

Cuando me enamoro,
Cuando sangro,
Cuando lloro,
Cuando enmudezco...
Cuando tú no estás
Ni tú.

Cuando digo adiós,
Cuando grito,
Cuando muero,
Cuando sueño...
Cuando te sueño
Y te sueño.

Cuando te beso,
Cuando te abrazo,
Cuando te rezo,
Cuando te vas...
Cuando te marchas
Y te marchas.

Pianos con letras profundas,
Espinas machadianas en el corazón,
Dylan en el Chelsea,
Dios en el mundo...
Todo eso siento en tu ausencia
Y tu ausencia.

Luego del adiós,
Del hasta pronto,
Retumban palabras
Y silencios...
Que amalgamo con un te amo
Y te amo.

En época de cárceles
Me convierto en preso.
Mis rejas son humanas,
El candado lo puse yo.
Soy un idiota...
Siempre lo seré.

En tiempos de libertades
Sigo siendo preso.
Mis rejas son divinas,
Perdí la llave del candado.
Soy inteligente...
Prefiero verlas cada día.

Aunque sufra, tanto como sufro.
Aunque llore en la quietud oscura.
Aunque rece a dioses risueños.
Prefiero ver mis rejas
A sólo recordarlas...
Mi cadena es perpetua.

Como lo es mi dolor,
Como lo es una mácula,
Como lo es mi alma de pecador,
Si me duele aún existe,
No quiero el recuerdo...
Necesito mis rejas.

Las necesito
Con su boca sonriente,
Sus labios que imanan,
Su voz que no miente,
Sus ojos brillantes...
Y su cerebro: la pura perfección.